La dieta Mediterránea. Un paseo por su exquisita y premiada gastronomía.
La dieta mediterránea se basa en frutas, verduras, legumbres, frutos secos, marisco, aceite de oliva y lácteos tradicionales de la región, ocasionalmente acompañada de una copita de vino tinto. Así es como comían en Grecia y en el sur de Italia en la década de los 60, cuando las tasas de enfermedades crónicas eran de las más bajas del mundo y su esperanza de vida de las más altas, pese a contar con servicios médicos limitados.
La verdadera dieta mediterránea es algo más que comer alimentos frescos y sanos. La actividad física diaria es un elemento vital. Juntos, pueden producir un poderoso efecto en el estado de ánimo y la salud mental.
Por supuesto, hacer cambios en la dieta no suele ser fácil, sobre todo si se trata de alejarse de la comodidad de los alimentos procesados. Pero la dieta mediterránea puede ser una forma de comer económica, satisfactoria y muy saludable. Pasar de los embutidos y la pasta al pescado y las legumbres, puede suponer cierto esfuerzo, pero pronto se encontrará en el camino hacia una vida más larga y saludable.
¿Cuáles son sus beneficios ?
La dieta mediterránea tradicional ayuda en multitud de posibles enfermedades y problemas de salud.
La prevención de enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares. Seguir una dieta mediterránea limita la ingesta de alimentos procesados, y fomenta el consumo de vino tinto en lugar de licores fuertes, factores que pueden ayudar a prevenir las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares.
Mantenernos ágiles. Los nutrientes obtenidos con la dieta mediterránea pueden reducir el riesgo de desarrollar debilidad muscular y otros signos de fragilidad hasta en un 70%.
Reducir el riesgo de Alzheimer. Las investigaciones sugieren que la dieta mediterránea puede mejorar los niveles de colesterol y azúcar en sangre, lo que a su vez puede reducir el riesgo de padecer Alzheimer o demencia.
Reducir a la mitad el riesgo de padecer Parkinson. Los altos niveles de antioxidantes de la dieta mediterránea pueden evitar que las células sufran un proceso perjudicial denominado estrés oxidativo, reduciendo así a la mitad el riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson.
Aumento de la longevidad. Al reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas o cáncer.