¿Espían las grandes compañías a sus usuarios a través de nuestros teléfonos?
Comenzó como muchas otras leyendas urbanas. Seguramente hayas escuchado el comentario típico de una persona que cuenta como tras una conversación sobre un tema concreto en un momento determinado, al usar su teléfono móvil, este le sugirió publicidad relacionada con motivos de la conversación previa. O al mencionar cierto producto, posteriormente te aparece como por arte de magia en el teléfono.
Pero, ¿esto son estrategias de marketing de las grandes empresas, técnicas de espionaje o simplemente algoritmos matemáticos que nos conocen mejor que nosotros mismos?
Relamente es un poco de todo. Manejamos nuestros teléfonos móviles de forma diaria y en muchas ocasiones no nos percatamos del excesivo o mal uso que hacemos de los mismos.
Cuando descargamos alguna aplicación o simplemente cuando configuramos desde el inicio el teléfono, muy pocas personas leen los contratos de privacidad o las autorizaciones que se otorgan para el uso del software que usamos a diario.
La mayoría, no solo no leemos la política de privacidad, si no que al aceptar las condiciones de uso de todos estos programas que usamos a diario y suponiendo que son gratuitos, estamos con ello despojándonos de nuestra confidencialidad.
A veces sin quererlo o inconscientemente, otorgamos permisos para acceder a nuestra ubicación a quien no queremos, a nuestro micrófono aunque no estemos usando el teléfono o a nuestras fotografías, mensajes, llamadas, etc.
En ocasiones son grandes empresas, que almacenan datos de millones de usuarios que luego ceden a terceros por cuantiosas sumas de dinero. Pero en otros casos, puede ser mucho más peligroso.
En el primero de los casos, las empresas usan estos datos para conocer a sus usuarios y ofrecer productos personalizados para ellos o que puedan serles de interés. Es un tipo de publicidad extremadamente agresivo y pone de manifiesto el estado actual de social y del propio mercado.
En otro tipo de casos, nuestros datos pueden ser usados de forma maliciosa, para conocer nuestra intimidad o nuestros datos financieros.
De cualquier modo, está claro que al usar la tecnología actual, estamos ofreciendo nuestra privacidad todos, unos en mayor y otros en menor medida. Además con el avance de las inteligencias artificiales, esto solo puede ir a peor y si los gobiernos no se ponen de acuerdo en crear medios que puedan garantizar la seguridad y privacidad de los ciudadanos no podemos saber hasta que punto todo puede llegar a degenerar.