Muchas personas de todo el mundo elaboran y consumen alimentos fermentados.
A escala microbiana, somos lo que comemos. Nuestro cuerpo está repleto de billones
de microbios. Estos complejos ecosistemas existen en la piel, dentro de la boca y en el
intestino. En ellos influye especialmente el entorno que nos rodea, sobre todo los
alimentos que ingerimos. Como cualquier otro ecosistema, el microbioma intestinal
necesita diversidad para estar sano.

La fermentación es la creación de un entorno microbiológico extremo mediante la sal, el
ácido y la falta de oxígeno. Es tanto una antigua técnica de conservación de alimentos
como una forma de crear sabores, olores y texturas distintivos.
El chucrut, por ejemplo, es un ecosistema particular conformado por las tradiciones
alimentarias alemanas.

Los alimentos fermentados ricos en microbios pueden influir en la composición del
microbioma intestinal. El consumo de estos alimentos puede introducir diversidad
microbiana, incluidos microbios potencialmente probióticos que ofrecen beneficios
para la salud humana, como la eliminación de las bacterias que enferman, la mejora de
la salud cardiovascular o el restablecimiento de un microbioma intestinal sano después
de tomar antibióticos.

La fermentación requiere paciencia, creatividad y práctica. Cuando los alimentos
fermentados huelen a podrido, puede ser señal de contaminación por bacterias o
moho.

Fermentar alimentos en casa puede parecer desalentador, pero las personas que
desean desempeñar un papel más activo en la creación de sus alimentos sólo necesitan
tiempo, agua y sal para elaborar alimentos fermentados sencillos.

Por Marie

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